El cuerpo astral

El astral es el segundo de los cuerpos sutiles inferiores.

En este campo de nuestra energía se encuentran los rasgos que definen nuestro carácter, emociones y sentimientos. Nos da sensibilidad y es el responsable de que podamos sentir placer y dolor. Es similar al cuerpo físico y tiene un aura con colores más o menos permanentes.

El cuerpo astral

El cuerpo astral determina la visión que tenemos sobre la vida, nuestra experiencia vital. Refleja los patrones de pensamiento que tenemos sin resolver. Lo hace con nuestro comportamiento, actitud, forma de pensar, condicionamientos y creencias que bloquean nuestra intuición y desarrollo personal.

Éste es el encargado de manifestar las emociones y marcar nuestro carácter. En el cuerpo astral registramos las emociones positivas como el amor, alegría, expansión, confianza, y también las negativas, odio, rabia, dolor, miedo, rechazo etc. Nuestra forma de sentir y expresarnos, la lanzamos fuera a través del aura.

El aura

El aura es el campo energético que rodea el cuerpo astral, es la encargada de revelar lo que sentimos a cada instante.  Se extiende a gran distancia y tiene colores claros si las emociones son positivas. Si son negativas es pequeña con colores oscuros o parduzcos. Es un gran imán que proyecta nuestra vibración hacia el exterior atrayendo hacia nosotros las experiencias, situaciones y personas que se nos presentan en la vida. 

Cuando las emociones que tenemos son negativas, el aura presenta vibraciones bajas y colores oscuros o parduzcos -como ya he dicho-, estos colores nos dicen que el aura está contaminada, enferma. A consecuencia de ello, el cuerpo etérico se fisura o rompe, y es cuando, a través de él, entran las bacterias y virus que enferman nuestro cuerpo físico.

En cambio, cuando son emociones positivas el aura despide colores brillantes, vivos, y vibraciones altas que contribuyen a que el cuerpo etérico se refuerce y el físico esté sano.

Tras la muerte

Con éste cuerpo es con el que pasamos al plano astral, tanto si morimos como si hacemos viajes astrales. Ahí vivimos la rica experiencia que nos aporta este plano, siempre en consonancia con nuestra vibración. Ésta nos llevará al grado del plano astral correspondiente.

 Tal como morimos -emocionalmente hablando- pasamos al plano astral. Si fallecemos con sentimientos nocivos, actitudes erróneas y emociones negativas que nos apegan al mundo físico, tendremos que deshacernos de ellas para poder seguir avanzando. 

Si morimos con sentimientos y emociones positivas -porque de las cargas ya nos hemos deshecho y no tenemos apegos- pasaremos a un grado astral más alto, afín con nuestra vibración.

Por eso es tan importante trabajar con nuestro desarrollo personal y espiritual aquí en en la tierra, para podernos ir «ligeritos de equipaje» y evitarnos el sufrimiento al otro lado. A parte, sería bueno conocer lo que nos espera tras la muerte, aunque no sea seguro cien por cien, sí nos puede acercar bastante a lo que sería nuestra vida allí.          SAM_0115

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